jueves, 7 de marzo de 2024

Inglaterra: Waddesdon Manor

Es la más espléndida de todas las residencias de los Rotschild, culminación de sus logros sociales y artísticos. Construida por el barón Ferdinand, bisnieto del primero de esta dinastía de financieros, a finales del siglo XIX, es una fantasía renacentista revisada por el barroco francés del Segundo Imperio: algo así como una fusión del castillo de Chambord y la Ópera de París. Su interior recrea la Francia del XVIII con antigüedades y colecciones que sólo el buen gusto y muchísimo dinero pueden comprar: muebles, tapices y porcelanas que pertenecieron a personajes tales como María Antonieta, Beaumarchais y Richelieu; alfombras de la Savonnerie -incluida una de 400 metros procedente del Louvre- y cuadros de Wateau, Boucher, Rubens, Guardi...

Broughton Castle

Broughton Castle se enmarca en un paisaje que parece no haber cambiado desde la época de su construcción hace seiscientos años. Hay un aire mágico en esta mansión Tudor amurallada, rodeada de un foso de más valor estético que defensivo. Sus interiores fueron antes bastante más opulentos, pero el decimoquinto lord, arrastrado a una vida de frivolidad y extravagancias, dilapidó la fortuna familiar y vendió, en una subasta que duró ocho días, casi todas las riquezas de Broughton. Ello incluyó los tiziano, velázquez, ribera, los inevitablesvan dyck y hasta los cisnes del foso. A diferencia de Blenheim o Waddesdon, donde casi no es posible ni levantar la voz, Broughton es un castillo familiar donde se vive. En la cámara real durmió una vez Jacobo I, y en la sala sin oídos se reunían los conspiradores contra Carlos I. El jardín es un bello ejemplo de jardín inglés con arriates mixtos y profusión de plantas y flores distribuidas informalmente.

Longleat

A Longleat se le ha llamado La casa de los prodigios. El visitante queda admirado desde el momento en que atraviesa las altas verjas, entra en el parque y recorre las tres millas que le separan del palacio. Grandes arbustos cuajados de rododendros y azaleas bordean la carretera. De repente, el bosque de hayas y cedros tricentenarios se abre para revelar abajo, en el fondo del valle, junto al lago, el gran palacio cuadrado de fachadas del más puro estilo renacimiento. El interior es otra historia. Excepto el gran vestíbulo Tudor, el resto es el resultado de las remodelaciones del XIX en un espectacular estilo italianizante. Mármoles y alabastro, techos dorados, tapices flamencos, cortinajes de terciopelo carmesí, una gran colección de pintura holandesa y varios tizianos y tintorettos. La visita termina con los peculiares murales pintados por el no menos peculiar actual marqués de Bath. Casado con una actriz húngara, tras años de bohemia en el barrio Latino ha continuado la obra de su padre. Éste abrió Longleat al público en 1948, la primera mansión en hacerlo. Es ahora una gran empresa comercial con el exterior convertido en parque de atracciones: magnífico parque safari, barcos en el lago, un tren de vía estrecha, casas de muñecas, el laberinto más largo del mundo y un programa de actividades, desde concentración de globos hasta concursos florales y caninos.

Wilton House

Wilton House tiene también sus orígenes en una abadía y la consiguiente expulsión de sus moradoras por el repetido Enrique VIII. Éste entregó la finca a uno de sus favoritos, primer conde de Pembroke. La actual gran mansión Tudor de piedra dorada fue construida a mediados del XVII por el cuarto conde, uno de los del "noble e incomparable par de hermanos" a quien Shakespeare dedicó la primera edición de sus obras. Una estatua del poeta preside la entrada de la casa.

Por el claustro y los salones se exhiben esculturas y bajorrelieves griegos y romanos, porcelanas Qing, relojes franceses, muebles de Chippendale y cuadros de Andrea del Sarto, Brueghel, Ribera, Rubens y Rembrandt. La estrella de la casa son los prodigiosos salones de aparato, Single y Double Cube State Rooms.Dos prodigios de estética decorativa y dimensiones perfectas hechos de estucos dorados, frescos de historias mitológicas y una gran colección que Van Dyck pintó expresamente. En ellos se rodaron las escenas del baile de la películaSentido y sensibilidad. Toda la casa, con mayordomo, criados y doncellas ataviados con trajes de época, muestra el sentido decorativo del actual duque, productor y director de cine. En el exterior destacan el hermoso parque de tipo paisajístico y el puente palladiano sobre el río.

Beaulieu

Antigua abadía del Císter y hoy hogar de Lord Montagu. Sus antecesores construyeron la casa actual, modificada y ampliada en el gótico victoriano del XIX, junto a las ruinas monásticas. El padre del actual lord fue un pionero del automovilismo. Con sus tres automóviles inició una colección que se ha convertido en el adyacente Museo Nacional del Automóvil. La multitud de visitantes y la necesaria organización para atenderlos estropea, un tanto, el ambiente, por lo que es conveniente refugiarse en los jardines y los románticos restos de la abadía.

Castillo de Arundel

La llegada al castillo de Arundel es impresionante. Desde la lejanía parece un escenario para Camelot con sus poderosos muros almenados, torreones redondos y matacanes. Los fosos y la torre del homenaje son todavía los primitivos del castillo normando del siglo XII; el resto es fruto de una larga restauración en el siglo XIX.

Aquí reside una de las grandes familias de la historia inglesa, los duques de Norfolk. Su condición de católicos les hizo vivir siempre peligrosamente. El tercer duque presentó, sucesivamente, a sus bellas sobrinas, Ana Bolena y Catalina, a Enrique VIII, quien les hizo sus segunda y quinta esposas. Ello no le impidió ejecutar, por intrigas políticas, al hermano de ambas. El mismo duque escapó del verdugo sólo porque el rey murió horas antes de llevarse a cabo la sentencia. Al cuarto duque le cortaron la cabeza por su pretensión de casarse con María, reina de los escoceses, mientras que su heredero murió encerrado en la Torre de Londres por haber dicho una misa en apoyo de la Armada Invencible. La mansión cuenta con excepcionales colecciones de porcelanas, plata, mobiliario y cuadros de Mytens, Van Dick y Gainsborough, eclipsadas a menudo por la majestuosidad de los salones.

Knole

Grande como una ciudad medieval en torno a sus siete patios, es una simbiosis de monasterio gótico y castillo normando. Sus interiores renacentistas de madera panelada, cubierta por esplendorosos tapices de gran unidad y riqueza, hablan de intrigas reales y luchas de poder. Residencia de los Sackville, condes y duques de Dorset, desde 1603, antes el avaricioso Enrique VIII se lo había arrebatado a su constructor, el arzobispo de Canterbury. A lo largo de los siglos las fastuosas rentas de los Sackville fueron superadas por sus derroches, y sus juiciosos matrimonios con herederas de ricas haciendas, por sus aventuras mundanas.

En su impresionante galería de retratos no falta ninguno de los personajes mencionados. La escalera principal se adorna con una talla del leopardo emblema de la familia y un sensual desnudo en escayola de la bailarina Gianetta Bacelli, una de las conquistas del tercer duque. Éste, amén de un excelente ojo para las mujeres -fue también amante de María Antonieta mientras era embajador en París-, lo tenía para el arte. Admirador de Reynolds y Gainsborough, la gracia dieciochesca de los retratos de estos pintores contrasta con la severidad de los personajes de siglos anteriores y el ambiente oscuro de la mansión, donde, para preservar las viejas sedas y brocados, apenas se deja pasar la luz del día. La cumbre de la visita es el llamado dormitorio real, con su cama con baldaquino recubierto de hilo de oro y su mobiliario de plata.