jueves, 7 de marzo de 2024

Knole

Grande como una ciudad medieval en torno a sus siete patios, es una simbiosis de monasterio gótico y castillo normando. Sus interiores renacentistas de madera panelada, cubierta por esplendorosos tapices de gran unidad y riqueza, hablan de intrigas reales y luchas de poder. Residencia de los Sackville, condes y duques de Dorset, desde 1603, antes el avaricioso Enrique VIII se lo había arrebatado a su constructor, el arzobispo de Canterbury. A lo largo de los siglos las fastuosas rentas de los Sackville fueron superadas por sus derroches, y sus juiciosos matrimonios con herederas de ricas haciendas, por sus aventuras mundanas.

En su impresionante galería de retratos no falta ninguno de los personajes mencionados. La escalera principal se adorna con una talla del leopardo emblema de la familia y un sensual desnudo en escayola de la bailarina Gianetta Bacelli, una de las conquistas del tercer duque. Éste, amén de un excelente ojo para las mujeres -fue también amante de María Antonieta mientras era embajador en París-, lo tenía para el arte. Admirador de Reynolds y Gainsborough, la gracia dieciochesca de los retratos de estos pintores contrasta con la severidad de los personajes de siglos anteriores y el ambiente oscuro de la mansión, donde, para preservar las viejas sedas y brocados, apenas se deja pasar la luz del día. La cumbre de la visita es el llamado dormitorio real, con su cama con baldaquino recubierto de hilo de oro y su mobiliario de plata.

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