jueves, 7 de marzo de 2024

Castillo de Arundel

La llegada al castillo de Arundel es impresionante. Desde la lejanía parece un escenario para Camelot con sus poderosos muros almenados, torreones redondos y matacanes. Los fosos y la torre del homenaje son todavía los primitivos del castillo normando del siglo XII; el resto es fruto de una larga restauración en el siglo XIX.

Aquí reside una de las grandes familias de la historia inglesa, los duques de Norfolk. Su condición de católicos les hizo vivir siempre peligrosamente. El tercer duque presentó, sucesivamente, a sus bellas sobrinas, Ana Bolena y Catalina, a Enrique VIII, quien les hizo sus segunda y quinta esposas. Ello no le impidió ejecutar, por intrigas políticas, al hermano de ambas. El mismo duque escapó del verdugo sólo porque el rey murió horas antes de llevarse a cabo la sentencia. Al cuarto duque le cortaron la cabeza por su pretensión de casarse con María, reina de los escoceses, mientras que su heredero murió encerrado en la Torre de Londres por haber dicho una misa en apoyo de la Armada Invencible. La mansión cuenta con excepcionales colecciones de porcelanas, plata, mobiliario y cuadros de Mytens, Van Dick y Gainsborough, eclipsadas a menudo por la majestuosidad de los salones.

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