La Sierra de Francia es una comarca situada al sur de la provincia de Salamanca, que forma parte del Sistema Central. Tiene una abrupta superficie de unos 630 km² y está salpicada de valles en los que se asientan bellas localidades repartidas en 32 municipios.
Si conoces algunas de ellas, habrás observado todas las
cosas que tienen en común, pero a la vez todas son completamente diferentes,
ese es su encanto principal. Las más conocidas son Mogarraz, La Alberca,
Miranda del Castañar, San Martín del Castañar, Sequeros y Villanueva del Conde,
todas ellas declaradas Conjunto Histórico Artístico.
La arquitectura popular de la Sierra de Francia se conserva
intacta generación tras generación. Sus estrechas callejuelas están decoradas
con fuentes y cruces de piedra con motivos religiosos. Estas acogen
tradicionales viviendas de la sierra construidas con piedra, adobe, tapial y
entramados de madera. Normalmente su planta baja tiene dos puertas, una para el
establo y la otra para la vivienda, el piso superior tiene balcones adornados
con plantas que en la primavera se llenan de flores.
Comenzamos con uno de estos pueblos serranos: la villa de
Sequeros, un interesante ejemplo de la arquitectura popular de la Sierra de
Francia.
Se encuentra en lo alto de una pequeña meseta a casi 1000
metros de altura, con estupendas vistas de la provincia de Salamanca y a la
Peña de Francia.
Comenzamos la visita a Sequeros por la irregular plaza del
Altozano, con una clara mezcla de estilos dependiendo del lado. Es uno de los
rincones más animados de la población sustituyendo a la plaza Eloy Bullón al
quedarse pequeña cuando comenzó a crecer la población.
Sequeros creció a partir de 1834 ya que debido a su ubicación geográfica fue cabecera administrativa de la sierra. Esto cambió la manera de vivir de Sequeros ya que llegó una nueva clase funcionarial, ampliándose la ciudad y construyéndose nuevos edificios.
A finales del siglo XVIII comenzó la actividad teatral en
Sequeros y a mediados del siglo XIX se creó el círculo cultural y de recreo,
que construyó en 1876 el teatro Liceo. A través de los años se han sucedido las
reformas y se utilizó también como salón de baile y sala de proyecciones. Desde
1979 pasó a llamarse Teatro de León Felipe, llevándolo la Asociación Cultural
Civitas Animación Teatral.
El humilladero o la ermita del Cristo de las Batallas se encuentra en un cruce de caminos. Fue construida a finales del siglo XVI y pertenecía a la cofradía de la Vera Cruz, desaparecida en 1950.
Esta pequeña construcción de planta cuadrada tiene un
pórtico apoyado en dos columnas dóricas. En el interior podemos ver un retablo
de comienzos del siglo XVII con el Cristo de las Batallas, imagen gótica del
siglo XV. Una bella cubierta con artesonado mudéjar pintado, y a sus lados
restos de pinturas que se encontraban encaladas.
En el siglo XIII se construyó el templo de El Robledo, pero en 1662 fue pasto de las llamas y tuvo que ser reconstruido manteniendo su estructura y distribución original. En el interior podemos ver un artesonado de estilo mudéjar en la cúpula de forma octogonal. En el altar mayor se encuentra el Camarín de la Virgen, al que se accede por la puerta que hay en el retablo. Fue construido a mediados del siglo XVII, y es uno de los camarines barrocos más antiguos de España.
El santuario se encuenra al lado de un robledal muy bonito y también hay buenas vistas desde alli.
De camino al santuario del Robledo podemos ver la Cruz de La
Moriana en piedra, en recuerdo de la Cruz que se venera en el interior del
templo.
Y muy cerna de la cruz, en una zona muy rica en manantiales y pozos, hay dos lavaderos. Por ellos pasaron muchas generaciones de Sequeros, hasta que el agua corriente llegó a las viviendas. Aquí también hubo un molino de aceite.
Nos vamos ahora a uno de los lugares más emblemáticos de Sequeros, la plaza de la Iglesia. Este fue el lugar en torno al cual se fue desarrollando la población y sin duda uno de los más bonitos.
En ella podemos ver la Iglesia de los Mártires o de San
Sebastián, construida sobre otra anterior entre 1783 y 1785. Su estilo es del
final del barroco y tiene una sola nave en la que destaca su cúpula y el
retablo de 1697, recientemente restaurado.
En la plaza hay un gran soportal de estructura medieval que
forma la Calle del Concejo, bajo el, se realizaban las reuniones del concejo,
bailes y celebraciones. Aquí se encontraba la Casa Consistorial, la alhóndiga,
las escuelas, una fragua, una carnicería, la cárcel, e incluso una taberna
alrededor de la plaza.
Por encima del soportal sobresale, la torre del Concejo con forma de espadaña, con una campana para avisar a los vecinos a la que en 1636 se le añadió el reloj. En la actualidad sus dependencias las ocupan el centro cultural y la biblioteca.
Por detrás todos los edificios estuvieron ocupados por
gentes relacionadas con la iglesia, la administración y la justicia de
Sequeros.
El encanto de esta población serrana es que sus casas de
entramado de madera y adobe están decoradas con bellísimos trabajos de hierro
forjado, los podemos ver en puertas, ventanas y balcones. La cantería, y la
talla en madera para los diferentes elementos arquitectónicos que las componen,
son dignos de ser admirados con detenimiento también.
Valoración: 5 estrellas
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