martes, 29 de noviembre de 2016

Cornualles: Titangel, el castillo del Rey Arturo

En la leyenda que rodea al rey Arturo se señala a Tintagel como el lugar donde en el siglo VI nació el rey Arturo.



Tintagel también es el lugar donde vivía el rey Marco de Cornualles, tío del personaje Tristán de Leonis, protagonista de la obra literaria de la Edad Media Tristan e  Isolda.

Se encuentra en una pequeña aldea que se ha convertido en uno de los lugares de mayor interés turístico de Cornualles. Desde esta aldea hay que bajar por un sendero al pie de unos acantilados, lo que te llevará unos 15 minutos. Y ahí verás la pequeña isla rocosa donde se asientan los restos del castillo de Tintagel.




Si bien los orígenes históricos de Tintagel apuntan a que tuvo una ocupación en la época de los romanos, y se sabe que de los siglos V al VII fue un lugar estratégico en el comercio marítimo de los reyes celtas de Cornualles con los países mediterráneos, lo cierto es que el enclave fue abandonado a partir de entonces.
Fue en 1138 cuando Geoffrey of Monmouth escribe su libro Historia de los Reyes de Bretaña donde hace referencia al famoso rey Arturo y a Tintagel como su lugar de nacimiento.


Contra lo que podrías pensar, no es un castillo donde dicha leyenda sitúe al rey Arturo pues fue construido en 1233 por un hermano del rey Enrique III. Pero eso sí, desde entonces hasta nuestros días ha estado vinculado a la citada leyenda.

Te aviso que para llegar a los restos del castillo deberás subir unas muy empinadas escaleras de piedra que te llevarán hasta lo alto del acantilado que rodea a la pequeña isla donde se asientan los mismos.


Cuando llegues a lo alto de las escaleras y cruces al pequeño arco de entrada al recinto del castillo, encontrarás unos restos que apenas te permitirán adivinar la configuración de lo que fuera la fortificación.
Pasea tranquilamente por las praderas que se abren en lo alto de esta isla y disfruta de las excelentes vistas panorámicas de la zona.


Es fácil adivinar que en invierno esta es una zona muy azotada por los vientos y los temporales, pero si tienes la suerte de visitarlo en un día soleado tendrás una sensación de placidez y te será fácil imaginar en ese enclave a los personajes de la leyenda del rey Arturo.
Dado que subir al castillo supone un exigente esfuerzo físico, te diré que para recorrer la pista de tierra que te lleva de la aldea de Tintagel al pie del mismo puedes utilizar el servicio de un vehículo todo-terreno (2 libras por sentido) que te permitirá ahorrar energías, tanto al bajar como al subir.
Como curiosidad antes de abandonar la aldea de Tintagel, puedes visitar la antigua oficina postal, una pequeña casa de piedra del siglo XIV, lo que te permitirá ver el interior de una verdadera casa de la época medieval.

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