Audley End House es una residencia de la nobleza local, por tiempos palacete real, con la que podrás arañar algunos pasajes de la historia de Inglaterra.
Una gran construcción en el campo que comenzó siendo una abadía
benedictina que acabó expropiando el rey Enrique VIII y regalando a uno
de sus fieles.
Audley End House es una gran casa de campo de la zona de Saffrond Walden, en Essex, no muy lejos de Cambridge.
La casa más que una residencia familiar era un verdadero palacio. Se
levantó en el siglo XVII y en la actualidad ocupa apenas una tercera
parte de lo que lo hacía en el siglo XVIII. Se trata de uno de los
palacetes más característicos y más importantes de la Época Jacobea de
toda Gran Bretaña.
Lo
más curioso es que el lugar era en 1538 un monasterio benedictino que
fue regalado por el rey Enrique VIII a su canciller, un primer ministro
en los tiempos actuales, Sir Thomas Audley. Aquellos años fueron los de
la renuncia del rey a Roma y los de las persecuciones religiosas a las
órdenes que seguían los designios del Papa. No obstante, el nieto de
Thomas Audley, Thomas Howard, echó abajo la primera construcción de la
abadía reformada para hacerse un palacete mayor. En ella solía
divertirse el rey Jacobo I.
El
nuevo diseño de la casa tuvo en cuenta la presencia de los reyes en la
finca, conectándose habitaciones y disponiéndose salas para atender
expresamente sus servicios y necesidades. Dicen que Thomas Howard se
vanagloriaba de que la reforma para su rey le había costado el
equivalente actual de 200.000 libras esterlinas, 276.000 euros. Pero esa
dedicación no sirvió de nada, en 1619, Thomas Howard fue acusado de
malversación de fondos y él y su esposa fueron encerrados en la Torre de
Londres. Howard pagó una considerable multa para conseguir la libertad y
murió en Audley End en 1626.
Otro rey, Carlos II, compró finalmente el palacete de Audley End House por
la ridícula cantidad de cinco libras. El rey usó la construcción sólo
como residencia cuando la familia real asistía a las carreras de caballo
en Newmarket. Ironías del destino, Audley End House fue devuelta a los descendientes de Thomas Howard en 1701.
En el siglo XVIII, algunas partes de Audley End House
fueron demolidas hasta alcanzar el tercio de su superficie original. No
obstante, la estructura original se mantuvo con pocos cambios. Una zona
del cuerpo principal desapareció en 1708 y el ala este fue recortado en
1753. Algunas estancias también fueron remodeladas, especialmente el
gran salon central.
Sir
John Griffin, cuarto barón de Howard, introdujo cambios radicales antes
de morir en 1797. En 1762, se contrató el rediseño de la zona
ajardinada y la creación de nuevas salas de recepción en la planta baja
muy al estilo del siglo XVIII. El problema del gran salón consistía en
que había que adaptarlo a un uso a la altura de la nobleza de todo el
conjunto, un casi palacio real.
El
problema era que tenía un techo muy bajo, algo que se consideraba
inapropiado en la época. La solución fue ingeniosa, reducir el tamaño de
los muebles para dar sensación de amplitud. El diseño de la sala de
dibujo de las damas fue igual de curioso, empleó el estilo de la Antigua
Roma. Se dice que la señora de la casa de la época, Lady Griffin, tenía
dificultades para moverse al vestirse con su traje de gala entre las
columnas romanas de su habitación.
En
1825, el tercer barón de Braybrooke heredó la casa y colocó para su
deleite personal una gran colección de fotografías, llenó las
habitaciones del palacete con muebles y reestableció el aspecto original
de las estancias tal y como debían haber sido en los tiempos del rey
Jacobo.
Ya en el siglo XX, en 1941, Audley End House
fue requisado para las necesidades de la guerra. Un año antes se le
había ofrecido al Gobierno de Churchill para habilitarlo como centro de
mando durante la evacuación de Dunkerque. Pero fue rechazada.
Al final, Audley End House
se empleó como campamento militar, la mansión y sus alrededores
ajardinados que fueron empleados por el cuerpo de operaciones especiales
británico (SOE). Con posterioridad, la casa pasaría a manos de la
unidad equivalente polaca que luchaba en el bando aliado tras la
ocupación de su país por las tropas alemanas. Fue la base de la Escuela
de Formación Especial 43 (STS 43) polaca. Hoy, en recuerdo de ese uso,
se puede ver, y en la entrada principal, un sencillo monumento que
recuerda a los 108 militares polacos del servicio muertos en la Segunda
Guerra Mundial.
Tras la guerra, el noveno Señor de Braybrooke recuperó la propiedad de Audley End House
y se fue a vivir a la casa de la abadía que aún existía en la finca,
una casa de dos plantas con forma de L irregular. Un conjunto de los
siglos XVII al XIX de madera y de ladrillo. Audley End House fue
remodelada por Albert Richardson y Eric Houfe en la década de 1950 y
ampliada hasta tres veces en sus interiores por el arquitecto Philip
Jebb entre los años 1967 y 1970.
La
evolución de la construcción resulta más evidente en la zona sur del
conjunto, donde convergen las fachadas de la primera construcción y los
añadidos y reformas del siglo XIX. La decoración interior es hoy de
estilo clásico y un diseño de Dudley Poplack.
La extensión de jardines de la Audley End House
está dividida por el río Cam que es atravesado por varios puentes
decorados. La carretera principal que atraviesa la finca sigue el
itinerario de una vieja calzada romana.
La
zona ajardinada que está en la ribera del río contraria a la casa se
suele emplear para conciertos al aire libre en los meses de verano. En
la misma zona, una entidad británica orientada a la divulgación de la
agricultura ecológica, Organic Garden, rehabilitó una zona de maleza
para convertirla en una huerta tal y como lo eran las de la época
victoriana. Llena de flores, cultivos de huerto y frutales.
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