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jueves, 7 de marzo de 2024

Inglaterra: Waddesdon Manor

Es la más espléndida de todas las residencias de los Rotschild, culminación de sus logros sociales y artísticos. Construida por el barón Ferdinand, bisnieto del primero de esta dinastía de financieros, a finales del siglo XIX, es una fantasía renacentista revisada por el barroco francés del Segundo Imperio: algo así como una fusión del castillo de Chambord y la Ópera de París. Su interior recrea la Francia del XVIII con antigüedades y colecciones que sólo el buen gusto y muchísimo dinero pueden comprar: muebles, tapices y porcelanas que pertenecieron a personajes tales como María Antonieta, Beaumarchais y Richelieu; alfombras de la Savonnerie -incluida una de 400 metros procedente del Louvre- y cuadros de Wateau, Boucher, Rubens, Guardi...

lunes, 4 de diciembre de 2017

Durham

A la hora de hacer un viaje en coche por Inglaterra, si te diriges hacia Escocia subiendo por el lado este de la isla británica, tendrás la oportunidad de visitar la bella ciudad medieval de Durham.

La encontrarás casi en la frontera entre Inglaterra y Escocia, a 222 kilómetros al sur de Edimburgo, muy cerca de la ciudad de Newcastle.

La ciudad medieval de Durham se caracteriza y te impresionará por su espectacular emplazamiento sobre la colina rocosa que se eleva sobre un meandro del río Wear.

Si bien esta pequeña ciudad tiene una zona moderna que se extiende fuera de esta península, es en dicha colina donde se encuentran los monumentos y calles medievales que te aconsejo visitar.
El bello conjunto arquitectónico que en la actualidad forman la espectacular catedral y el castillo en el emplazamiento sobre la colina, ha sido considerado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Con el paso de los siglos, la ciudad medieval de Durham tuvo una gran actividad gracias al peregrinaje hacia la catedral, lo que la llevó a desarrollarse como un importante centro de actividad comercial.

Con posterioridad, en el año 1832 se fundó la Universidad de Durham, la más antigua de Inglaterra tras las de Oxford y Cambridge, y su castillo pasó a convertirse en el primer colegio universitario.

El eje clave de la ciudad medieval es la calle Saddler, a la que accederás por una calle empinada tras cruzar el histórico puente Elvet, del siglo XII.

En la parte baja de la calle encontrarás la Plaza del Mercado, concurrida plaza donde en primer lugar te llamará la atención el edificio de la iglesia de San Nicolás.




Si bien la iglesia que había en ese mismo lugar es originaria del año 994, de la época normanda, y sus muros formaban parte de la antigua muralla de la ciudad, la que vemos actualmente es el resultado de dos modernas restauraciones.

La primera de ellas se llevó a cabo en el año 1858, en la época victoriana, y la segunda restauración de la iglesia de San Nicolás de Durham ha sido mucho más reciente, en el año 1981.

Esta llevó consigo una gran modificación de su interior, de forma que la decoración de la iglesia ahora no tiene nada que ver con su antecesora de la Edad Media.

Mercado de Durham

Aparte de los edificios del antiguo ayuntamiento de la época medieval, en 1356, y del nuevo y actual Ayuntamiento de Durham construido en el año 1850, va a ser el edificio del mercado el que más va a suscitar nuestro interés.

En la época medieval, la Plaza del Mercado de Durham tenía una gran animación pues toda la actividad comercial se desarrollaba en puestos callejeros.

Pero ante la gran cantidad de comerciantes, se hizo necesaria la habilitación de un mercado en un recinto cerrado.

De este modo, en 1851, durante la época victoriana, se utilizó un antiguo edificio medieval para construir el nuevo Mercado de Durham.



En tu visita al Mercado de Durham encontrarás puestos de venta de los más diversos productos, desde alimentación, hasta ropa o electrónica, pero comprobarás que el edificio mantiene la arquitectura y el estilo de la época victoriana.

Palace Green en Durham

El otro punto de interés de Durham lo encontrarás en la gran pradera conocida como Palace Green, que es el centro neurálgico monumental de la ciudad.

Esta gran pradera la verás rodeada por la catedral normanda, el castillo, el edificio de la Biblioteca universitaria, y las antiguas casas medievales Almshouses.

Cuando llegues a Palace Green subiendo por la empinada calle Saddler desde el histórico puente Elvet, o desde la misma Plaza del Mercado, de frente verás majestuosa la Catedral de Durham.



Junto a ella se sitúa un mirador desde el que tendrás bonitas panorámicas de la parte oeste de la ciudad moderna.

En el mismo lado oeste de Palace Green verás el edificio de la Biblioteca de la Universidad, y en el lado norte, el Castillo de Durham.

Castillo de Durham

Fue en el siglo XI cuando el rey Guillermo de Inglaterra consideró esta colina como un excelente lugar para establecer una fortificación defensiva.

Así , en el año 1072 se inició la construcción del castillo, fortificación que pasó a convertirse en la residencia de los sucesivos obispos de Durham, mientras la ciudad se ganaba una gran fama como lugar de peregrinaje hacia su catedral.

Dichos obispos fueron modificando sustancialmente la estructura normanda del castillo.



Así, en el año 1284 se añadió el Gran Salón, y en 1500 se construyeron las cocinas medievaless. Y en 1540 fue la capilla la que se incorporó.
Siglos después, en 1840, coincidiendo con la fundación de la Universidad de Durham, la parte principal de la fortificación, la Torre del Homenaje, pasó a convertirse en un colegio universitario.

En 1986 el castillo de Durham fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como parte del conjunto monumental que forma con la catedral de Durham.

Almshouses en Durham

Al otro lado de la gran pradera, en el lado este de Palace Green, entre otros edificios destacan las casas medievales Almshouses.

Construidas en 1666 por el Obispo de Durham, vinieron a sustituir a una antigua Escuela de Gramática que venía funcionando desde dos siglos antes.



En 1832, tras la fundación de la Universidad de Durham, el edificio fue cedido a la misma, tal como también ocurrió con el citado castillo. En la actualidad, en las Almshouses encontramos un café y una galería de arte.

Finalmente, cabe citar que desde el otro lado del río, en las zonas ajardinadas que hay a orillas de éste, tendrás las vistas panorámicas icono de la colina de la ciudad medieval de Durham, con su majestuosa catedral como principal protagonista.

Donde comer


En Durham te recomendamos visitar el restaurante Lebaneat. Está en todo el centro histórico a un paso del Palace Green, en el número 47 de la calle North Bailey. Sirven una comida libanesa exquisita a un precio bastante asequible.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Eastbourne

Eastbourne es una ciudad colorida ciudad de Inglaterra, está ubicada al sur de las costas inglesas y está considerada como la más soleada de toda gran Bretaña, esta ciudad costera es un agradable destino turístico para aquellos que quieren disfrutar de unos cálidos días, sobre todo entre mayo y septiembre, que quieran aprovechar unos días de descanso en una agradable playa y en una ciudad que en esa época del año tiene una agradable vida nocturna.



Una de las grandes ayudas que recibió la ciudad para promover su crecimiento fue la llegada del ferrocarril lo que ayudó al crecimiento debido a que facilitó el acceso para los turistas tanto extranjeros como procedentes de otras partes del Reino Unido.
Eastbourne es una importante ciudad del condado de East Sussex, este condado tiene tres centros administrativos independientes Brighton, Eastbourne y Hastings. La historia de esta región data de cuando los sajones llegaron al condado y fundaron el reino de los Sajones del Sur, para el año de 447.



Por la posición geográfica en la que está ubicado el condado fue constantemente lugar de batallas y preparación de invasiones, incluso su población tuvo una fuerte influencia de los vikingos así como también de los normandos en diferentes épocas de invasiones o al menos en su intento.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Castillo de Hever

El Castillo de Hever se encuentra en la aldea del mismo nombre en el condado de Kent, Inglaterra, a unos 48 kilómetros de Londres. Fue el hogar de la familia Bolena en tiempos de Enrique VIII. 



La construcción de Hever comenzó mucho antes, por la época en la que el reinado de Enrique III tocaba a su fin, dando paso al de Eduardo I. La parte más antigua, es decir, la gran puerta de entrada, los muros exteriores, y el foso con su puente levadizo de madera, se construyó en torno a 1270. El propietario era entonces el sheriff William de Hever, que obtuvo permiso del rey para construir el castillo en el lugar que previamente había ocupado una granja. Tras la conquista Normanda, esas tierras habían sido entregadas por Guillermo el Conquistador a uno de sus nobles llamado Walter de Hever, antepasado de William. En 1340 otro William de Hever amplió el edificio. 





El bisabuelo de Ana Bolena, un rico mercader que llegó a ser alcalde de Londres, lo compró hacia 1460, convirtiéndolo en una residencia más cómoda y añadiendo un hermoso lago. Sir Geoffrey Bolena pudo adquirirlo gracias a haber contraído un segundo matrimonio muy ventajoso con la heredera de Lord Hoo y Hastings. Fue precisamente a través de su segunda esposa como llegó a ser el propietario tanto de Hever como de Blicking Hall, en Norfolk. 

Geoffrey fallecía poco tiempo después de haber comprado la propiedad, heredada por su hijo William, quien a su vez la legó posteriormente a su propio hijo Thomas, padre de Ana. Thomas se mudó con su esposa Elizabeth y sus hijos a Hever desde Blicking Hall. Era el año 1505, o tal vez 1504. Por entonces la familia, en su empeño por borrar su pasado plebeyo, cambiaba el apellido Bullen por el de Boleyn, que resultaba más aristocrático. 





Al no haber una clara constancia de la fecha de nacimiento de Ana, algunos estudiosos piensan que nació en Hever. Sin embargo, una inscripción en Blickling contradice esta suposición: las palabras Hic nata Anna Boleyn pueden verse en la Gran Sala, bajo un retrato en relieve suyo. Es probable, pues, que ella ya hubiera nacido cuando su padre heredó Hever. 

Fuera o no así, el castillo es famoso por haber sido el lugar en el que Ana Bolena pasó parte de su infancia hasta ser enviada a los Países Bajos en 1513 para permanecer entre el séquito de Margarita de Austria. Después regresó a Inglaterra, donde pasó a residir en la Corte como dama de la reina. Sin embargo, su infortunado amor por Henry Percy fue la causa de que hubiera de abandonar su puesto y regresar a su hogar. Por entonces el rey mantenía un romance con su hermana mayor,María Bolena, pero un día Enrique se fijó en Ana y comenzó a visitarla en Hever. 


Tras la ejecución de Ana Bolena y la muerte de Thomas pocos años después, Hever pasó a ser propiedad de la corona. En 1540 Enrique VIII se lo regaló a Ana de Cleves, su cuarta esposa, cuando se divorció de ella. El rey continuaba alojándose en Hever de vez en cuando. 

Luego el castillo pasó a otras manos. Durante la guerra civil del siglo XVII fue una fortaleza de los realistas, y en el XVIII, ya abandonado, sirvió de refugio a una banda de contrabandistas que lo utilizaban como almacén. Permanecía medio en ruinas cuando en 1903 lo compró William Waldorf Astor. El magnate americano, que llevó el título de Vizconde Astor de Hever, lo restauró con gran acierto, logrando conservar buena parte de sus paredes originales. Fue él quien creó los jardines italianos, con el propósito de colocar en ellos su colección de esculturas clásicas. A él debemos también la construcción del pequeño pueblo Tudor en los alrededores de la fortaleza. 

Los Astor permanecieron como propietarios hasta 1983, cuando vendieron Hever a Broadland Properties Limited de Yorkshire, que aún se ocupa de su mantenimiento. 

El lugar acoge diversos actos y eventos durante todo el año, entre ellos representaciones teatrales en el lago y espectáculos en los jardines. La más famosa celebración tal vez sea la “Rose”, en el mes de junio, cuando durante una semana el castillo se decora con rosas que llegan desde todas partes del mundo. 



Hoy es uno de los lugares más turísticos de Gran Bretaña. El dormitorio es uno de los pocos vestigios de alcobas señoriales de la época de Enrique VIII, y en conjunto el castillo aparece como uno de los grandes testimonios de aquel gran siglo inglés. Hever invita aún a pasear por los jardines, con reputación de ser los más hermosos de Inglaterra, a descubrir sus numerosas estancias suntuosamente amuebladas y a jugar en sus laberintos. La larga galería que Ana Bolena recorría a menudo con impaciencia aún parece devolver los ecos de sus pisadas.