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martes, 14 de enero de 2014

Londres: Museo del Transporte de Londres

El Museo del Transporte de Londres (London Transport Museum) muestra la evolución de los medios de transporte de la capital a lo largo de la historia.
La historia del transporte de Londres va ligada estrechamente a la vida social y al crecimiento y evolución de la capital, ya que algunos distritos de la ciudad comenzaron a desarrollarse con la llegada del metro y otros medios de transporte.



Desde 1980 el museo se encuentra en el antiguo edificio del mercado de flores de Covent Gardenuna enorme construcción de estilo victoriano construida en hierro forjado y vidrio.

Exposiciones

Las exposiciones del Museo del Transporte de Londres abarcan una gran variedad de elementos, desde fotografías antiguas que muestran la evolución de los diferentes medios de transporte, hasta los primeros carteles publicitarios con los que se trataba de convencer a la sociedad para que los utilizara.

Todos los objetos se encuentran expuestos de forma cronológica, por lo que las exposiciones son muy claras y permiten conocer la evolución de los medios de transporte de la ciudad a lo largo de la historia de Londres.
En el museo se pueden ver algunas reliquias como el autobús urbano más antiguo de Londres, que funcionaba tirado por caballos, la primera máquina locomotora que se utilizó tras la construcción del tren suburbano, o los modelos más antiguos de los autobuses de dos pisos de Londres.

Recomendable para los niños

El Museo del Transporte de Londres es un lugar educativo, entretenido e interactivo en el que niños y mayores disfrutarán contemplando los medios de transporte que revolucionaron la ciudad en el pasado. Por contrapartida, es que es uno de los pocos museos de pago y el precio de la entrada es elevado.
Localización
Plaza de Covent Garden.
Horario de visita
Todos los días de 10:00 a 18:00 horas (viernes desde las 11:00 horas).
Precio
Adultos: £15.
Estudiantes: £11.50.
Entrada gratuita con London Pass.
Transporte
Metro: Covent Garden, línea Piccadilly.
Autobús: Strand o Aldwych, líneas RV1, 9, 11, 13, 15, 23 y 139.
Lugares próximos

jueves, 9 de enero de 2014

Londres: London Pass

La tarjeta London Pass es una tarjeta turística que permite el acceso gratuito a 60 visitas y atracciones de Londres.

Aunque en un principio el precio de la tarjeta puede parecer caro, dependiendo de lo que queráis ver puede llegar a ser muy rentable. Además del ahorro que se consigue en las entradas incluye descuentos adicionales en ciertos lugares y evitaréis hacer colas, algo que viene bien los fines de semana y en determinadas épocas.
Si pensáis utilizar el transporte público tenéis la posibilidad de comprar una tarjeta London Pass que incluya la Travelcard, aunque no existe gran diferencia entre comprarlos en conjunto o por separado.
Precio de la tarjeta London Pass
Número de díasMayores de 15 añosDe 5 a 15 años
1£47£30
2£64£47
3£77£53
6£102£72

¿Es rentable?

Se puede decir que sobre todo para largas estancias sí es rentable. Si calculamos el precio diario de la tarjeta London Pass de 6 días vemos que éste es de tan sólo £17. Visitas como la Torre de Londres tienen un precio de £19 y además entraréis sin colas.
Para ver la lista completa de atracciones así como posibles ofertas temporales, lo mejor es visitar la web oficial:

¿Dónde comprar la tarjeta London Pass?

Si ya os habéis decidido a adquirir la London Pass, conseguiréis el mejor precio haciendo la compra online en su web oficial.
Para recoger la tarjeta, lo más cómodo es ir con el recibo a "The Britain & London Visitor Centre" en el número 1 de Regent Street. También está la opción de recibirla por correo pero tendréis que pagar el envío.

viernes, 3 de enero de 2014

Londres: Apsley House

Situada en la esquina sureste de Hyde Park, Apsley House es una mansión construida en 1778 que perteneció al duque de Wellington.

El edificio

La mansión fue construida por Robert Adam para el barón de Apsley, del que toma su nombre el edificio. Cincuenta años después de su construcción, la mansión fue reformada para su próximo dueño, el duque de Wellington, héroe de la batalla de Waterloo en la que logró derrotar a Napoleón.


El edificio conserva prácticamente intacta la decoración de la época, manteniendo los especiales elementos decorativos que fueron seleccionados personalmente por el duque de Wellington.

El interior de Apsley House

El duque de Wellington, a pesar de no tener la más mínima afición por el arte, llegó a reunir una ingente cantidad de tesoros artísticos que le fueron entregados como muestra de gratitud por sus múltiples logros militares.

Apsley House contiene una impresionante colección de arte, muebles, porcelana y platería, expuesta en un marco incomparable. La extensa colección de cuadros consta de más de 200 obras que incluyen algunos originales de artistas como Velázquez, Van Dyck, Brueghel el Viejo y Goya.


Entre las joyas de la colección que perteneció al duque de Wellington destacan algunas valiosaspiezas de platería portuguesa, un juego de porcelana de Sevres que perteneció a Luis XVIII y una estatua de Napoleón de cuatro metros de altura esculpida por Antonio Cánova.

Buena, pero no la mejor

Apsley House es una lujosa mansión que se conserva perfectamente decorada y repleta de obras de arte. En Londres se pueden visitar otras preciosas casas similares como el Museo Sir John Soane’s y The Wallace Collection, ambas de entrada gratuita.
Localización
Esquina sureste de Hyde Park.
Horario de visita
De miércoles a domingo: de 11:00 a 17:00 horas.
Precio
Adultos: £6,70.
Niños: £4.
Estudiantes: £6.
Entrada gratuita con London Pass.
Transporte
Metro: Hyde Park Corner, línea Piccadilly.

Lugares próximos

Green Park (688 m)
Palacio de Buckingham (739 m)
Cambio de Guardia  (739 m)
Harrods (828 m)
Hyde Park (1.2 km)

lunes, 30 de diciembre de 2013

Londres: Palacio de Kensington

Situado en Kensington Gardens, el Palacio de Kensington (Kensington Palace) ha sido lugar de residencia de la monarquía británica desde hace más de 300 años.


Construcción




Este enorme caserón de campo construido en ladrillo rojo fue reformado en 1689 para convertirse en el hogar de la monarquía durante varias generaciones.
A lo largo de los años, el Palacio de Kensington ha acogido diferentes generaciones de la familia real, desde Guillermo III, hasta la fallecida Lady Diana, pasando por la reina Victoria.


Al igual que la Catedral de San Pablo, el Palacio de Kensington fue diseñado por Christopher Wren.

Visitando el palacio

Aunque habitualmente se pueden visitar las salas del palacio, en la actualidad y hasta principios del año 2012, el edificio se encuentra en proceso de renovación y sólo es posible visitar algunas de las estancias reales de un modo muy especial, llamado "el Palacio Encantado".

El Palacio Encantado

Durante la remodelación, el palacio muestra un aspecto tan inusual como especial. Las habitaciones decoradas con un estilo clásico cobran vida envueltas en una curiosa decoración modernista.
El Palacio Encantado se ve envuelto en una historia en la que las protagonistas son las princesas que lo habitaron en el pasado. Mientras tanto, salen a la luz las historias que hasta entonces se mantenían ocultas entre las paredes.
Luces de colores, ventanas tintadas y excéntricos objetos decorativos adornan las historias de princesas desconsoladas ante la pérdida de sus hijos, princesas rebeldes que trataron de huir de su matrimonio en busca del amor, o algunas que se negaron a someterse a un excesivo y continuo control.

Un palacio peculiar

Las exposiciones del Palacio Encantado resultan curiosas y sorprende visitar un palacio real con una decoración modernista y entre tinieblas. Como punto negativo, la exposición es algo cara y no permite ver todas las estancias del Palacio de Kensington.
Localización
2 De Vere Mews, Kensington Gardens.
Horario de visita
Desde marzo hasta octubre: de 10:00 a 18:00 horas.
Desde noviembre hasta febrero: de 10:00 a 17:00 horas.
Precio
Adultos: £15.
Estudiantes: £12,40.
Entrada gratuita con London Pass.
Transporte
Metro: High Street Kensington, líneas District y Circle;Queensway, línea Central.
Autobús: líneas 9, 10, 49, 52, 70, 94, 148, 390 y 452.
Lugares próximos

lunes, 14 de octubre de 2013

Londres: Palacio de Kensington

Se trata de una de las construcciones más espectaculares de Londres y que además ha sido utilizada como lugar de residencia por gran parte de la monarquía británica desde finales del siglo XVII cuando fue diseñado por Cristopher Wern. Desde entonces, han vivido personajes de la talla de Guillermo III, la Reina Victoria o la fallecida Diana de Gales.


En la actualidad, además de ser la residencia habitual de los Duques de Kent y los Duques de Gloucester, alberga una completa exposición fotográfica sobre Lady Diana. Por otra parte, existe una zona abierta al público y conocida como el Palacio Encantado, donde los visitantes pueden disfrutar de diferentes estancias que destacan por combinar un estilo clásico y modernista, y de esta manera el usuario podrá viajar a través de la historia de la monarquía inglesa de la mano de todo tipo de objetos de decoración y luces de colores.

Otro de los grandes atractivos que nos ofrece el Palacio de Kensington es su impresionante jardín que lo rodea, que se encuentra unido a Hyde Park, siendo una opción muy demandada por los usuarios debido a la belleza y la tranquilidad que inspira la zona. Como hemos comentado, conocer el Palacio de Kensington es una forma de conocer todo lo referente a la realeza y a la monarquía británica.
Se encuentra abierto al público todos los días del año y la entrada tiene un precio que oscila entre las 5 y las 11 libras

Londres: Abadía de Westminster


La Abadía de Westminster o también conocida como la Iglesia colegiata de San Pedro de Westminster es una de las iglesias más grandes del mundo y su tamaño se acerca propiamente al que pueden alcanzar las catedrales.

Situada junto al Palacio de Westminster, empezó a construirse en el año 1245 bajo el reinado de Enrique III, que convirtió una antigua y pequeña basílica en la iglesia de carácter gótico que podemos disfrutar en la actualidad.
Desde fuera se aprecia una obra excepcional, en la que destacan el techo de la capilla con unas bóvedas impresionantes. En su interior llama la atención la estrechez de la nave principal, lo que da una figura esbelta al edificio. La Iglesia es un conocido panteón de los monarcas antiguos, así como de diferentes figuras literarias y científicas que permanecen allí.
Es una de las iglesias más visitadas tanto en el Reino Unido como en el resto del mundo, sobretodo después de la muerte deLady Di, cuando en el año 1997 se retransmitiera desde la Abadía de Westminster el funeral en directo de Diana. Las imágenes del lugar impresionaron a muchas personas que posteriormente quisieron conocer en persona el lugar. En definitiva, estamos ante uno de los lugares más bellos de Londres y recomendamos la visita de este lugar tanto por su belleza y como por la historia que se esconde entre sus paredes.

Entrada gratuita con London Pass.

martes, 25 de octubre de 2011

Londres: London Eye




El London Eye, se ha convertido desde su inauguración en marzo del 2.000 en uno de los principales atractivos de Londres. El London Eye (Ojo de Londres) es llamado también Milleninum Wheel, y con sus 135 metros se erigió como la noria mas grande del mundo. Posteriormente ha sido superado por la Estrella de Nanchang (China, mayo 2006, 160 metros) y la Singapur Flyer (Singapur, febrero 2008, 165 metros). La construcción del London Eye corrió a cargo de British Airways, constituyendo un reto para la ingeniería, tardó en completarse siete años.



El recorrido se realiza a una velocidad lenta pero constante, de hecho el London Eye no se detiene, los visitantes suben y bajan con la noria en marcha. Las 32 capsulas o cabinas de que dispone el London Eye son de cristal permitiendo una magnifica visibilidad a los 25 pasajeros que pueden viajar en cada una de ellas. Si tenemos la suerte de visitar el London Eye en un día despejado nos agradará saber que podremos disfrutar de unas vistas panorámicas de hasta 40 km de distancia.



El London Eye se ubica en una zona privilegiada, con lo que las vistas son magníficas. Lo encontraremos junto al Puente de Westminster, en la orilla contraria al Big Ben. Esta zona, al sur del Támesis es conocida como South Bank y el London Eye se encuentra en los Jubilee Gardens, junto al County Hall, un grandioso edificio de aire clásico con varias atracciones entre ellas el Aquarium de Londres.
 
El precio de la entrada al London Eye es de 18,60 libras para adultos, 9,54 libras para niños de 4 a 15 años y 16,74 libras para mayores de 60 años. Reservando online a través de la web del London Eye podemos obtener un pequeño descuento. También se pueden adquirir entradas con acceso prioritario a la atracción y entradas combinadas para varias atracciones y museos de la ciudad. Las entradas incluyen el acceso a una atracción sobre Londres en 4D.



El horario del London Eye es, de septiembre a marzo de 10:00 a 20:30, de abril a junio de 10:00 a 21:00, julio y agosto de 10:00 a 21:30. Las taquillas abren a las 09:30 horas.
Como llegar al London Eye:
  • En metro: Lineas Circle, Center y Jubilee, parada de Westminster. Lineas Bakerloo, Jubilee, Northern y Waterloo & City, parada de Waterloo.
  • En autobús: Lineas 211, 77 o 381.

Entrada gratuita con London Pass.

sábado, 22 de octubre de 2011

Londres: La Torre de Londres

La torre de Londres, cuyo nombre oficial es Palacio Real y Fortaleza de su Majestad. Es un castillo situado junto al río Támesis, en Londres, claro. Data de comienzos del siglo XI y ha sido una de las prisiones más temibles y famosas de la historia, aunque no era esta su dedicación principal. La Torre de Londres es uno de los lugares que todo turista que llega a la capital inglesa suele desear conocer. Se ubica en una zona abierta conocida como Tower Hill, de hecho la estación de metro mas cercana lleva ese mismo nombre. Fue Guillermo I quien en 1066 comenzó su construcción, aunque posteriormente ha ido sufriendo numerosas ampliaciones y reformas por parte de los diferentes monarcas. En realidad no es una torre, sino que es un complejo de varios edificios situados dentro de dos anillos concéntricos de muros defensivos. Como buena fortaleza, ha sido asediada y ha servido como armería, tesorería, casa de la moneda, centro de ceremonias, prisión, residencia…





Su edificio principal es la Torre Blanca que comenzó a erigirse en 1078, mide 3o metros de altura, por lo que era el edificoo mas alto de la época en Londres y en él residían los reyes, por lo que era la sede del gobierno. Las murallas exteriores están rodeadas por un foso que bebe de las aguas del Támesis y cuya obra se debe a una orden de Ricardo Corazón de León a fin de otorgarle mayor poder defensivo. Otros edificios destacables del conjunto son la Torre Sangrienta y el Palacio medieval.








Pero lo más curioso es que durante el siglo XIII se instaló en la Torre una casa de fieras, es decir, un zoo. Según parece, los animales que estaban en el palacio de Enrique I en Woodstock fueron llevados allí durante el reinado de Juan I. En algunas ocasiones se abrió al público aquella colección de animales durante el reinado de Isabel I y a partir de 1804 se abrió de forma regular. En 1828 acabó este uso de la torre, trasladando a las fieras al zoológico de la ciudad.



El lugar sirvió de prisión y lugar de ejecuciones, incluso una de sus entradas es conocida como La Puerta de los Traidores. Algunos de sus presos mas famosos fueron Ana Bolena, Tomas Moro, durante la Primera Guerra Mundial once espías alemanes permanecieron presos y en 1941 el ayudante de Hitler Rudolf Hess pasó cuatro días en una de sus celdas antes de su traslado.




Todos los visitantes hacen largas colas para poder observar las joyas de la corona. Se trata de las joyas que desde el siglo XVII se utilizan en las coronaciones, también se muestras ropas de época. Las mas famosas son la Tiara de la Reina María de Módena, la Tiara de la Gran Duquesa Vladimir y la Corona del Estado Imperial.


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Muy fotografiados son los Beefeaters, originalmente guardianes de los prisioneros y de las joyas de la corona, pero poco mas que parte del decorado o guías turísticos en la actualidad. Su nombre parece provenir de la antigua costumbre de retribuirles parte de su salario en raciones de carne de ternera




Al lado de la Torre de Londres se encuentra en famoso puente de la Torre de Londres

El coste de la entrada a la Torre de Londres de de unas 16,50 libras por adulto. Así que si deseamos aprovechar la entrada es preciso que vayamos con tiempo y evitemos las horas punta para entrar a los edificios mas turísticos. El horario de martes a sábado es de 9:00 a 18:00 y domingos y lunes de 10:00 a 18:00 horas. Recordar que la última admisión es una hora antes de la hora de cierre.

Entrada gratuita con London Pass.







miércoles, 26 de enero de 2011

Londres: La Catedral de San Pablo

Con una altura de 110 metros, la Catedral de San Pablo (St Paul´s Cathedral) de Londres es la segunda catedral más grande del mundo, justo por detrás de la Basílica de San Pedro de Roma. Esta catedral es la obra maestra de Christopher Wren.


La mires por donde la mires es una verdadera maravilla. La palabra imponente es la primera que se te viene a la cabeza cuando la tienes delante. Buscaba cualquier ángulo para hacerle la mejor foto, pero ante un monumento así, luego cuando llegas a casa te das cuenta que es muy difícil no hacerle precisamente una buena foto.

La Catedral de San Pablo en Londres quizás no sea tan conocida como el Big Ben, o la Abadía de Westminster, pero es una de esas visitas imprescindibles que debéis hacer si tenéis reservado un vuelo barato a Londres. ¿Recordáis cómo comenzaban los clásicos shows de Benny Hill?. Sí, con el Támesis y aquella cúpula blanca de columnas… la de la Catedral de San Pablo, mira por dónde.
Este edificio fue obra de Sir Christopher Wren, un arquitecto que se lió la manta a la cabeza y se puso a reconstruir todas las iglesias de la ciudad tras el terrible incendio de Londres en 1666. Sin embargo, la Catedral de San Pablo fue su obra maestra, concluyendo las obras en 1706.

¿Curiosidades de esta catedral?. Pues fijaros, fue la primera catedral protestante que se construyó, y alberga la campana más grande de Europa, la Great Paul. Podéis oirla todos los días a las 13.00 horas. No es que sea algo único, pero oye, no todos los días se tiene la oportunidad de oir la campana más grande de Europa, ¿no?.

Hay otra campana, la Great Tom, que marca las horas… y cuando muere alguien de la familia real británica. No seamos malos agoreros y quedémonos con lo principal que tenéis que visitar de ella.
Seguro que uno de sus elementos más llamativos es la cúpula. Sí, la de Benny Hill… Realmente es una de las más grandes del mundo, ya que tiene once metros de altura y pesa unas 65.000 toneladas. Si verla por fuera llama la atención, no os quiero ni contar lo que resulta estar bajo ella dentro de la iglesia.
Precisamente hay una galería en el interior de la cúpula que se conoce como la Galería de los Susurros. El nombre le viene como anillo al dedo, o al susurro, ya que las palabras que se pronuncian contra la pared se pueden escuchar perfectamente al otro lado. Así que en esta galería no habléis mal de nadie, que os oyen seguro.

Como podéis imaginar el interior de esta catedral es impresionante. Desde el coro, con su órgano de 1695, que tocaron músicos de la talla de Mendelsson y Haendel, hasta el altar mayor, pasando por la Capilla de la Orden del Imperio Británico o las Puertas de Tijou.

La entrada es gratuita si tienes el Londonpass. Para comprarlo con un cinco por ciento de descuento, solo tienes que seguir este link LondonPass y meter el código de descuento londpas05

Localización
City of London
Horario de visita
De lunes a sábado: de 8:30 a 16:00 horas.
Precio
Adultos: £16.
Estudiantes y mayores de 60 años: £14.
Niños de 6 a 17 años: £6.
Entrada gratuita con London Pass.
Transporte
Metro: St Paul´s, línea Central.
Autobuses: líneas 4, 11, 15, 23, 25, 26, 100 y 242.

Lugares próximos

domingo, 23 de enero de 2011

Windsor: Otras cosas que hacer en Windsor

Windsor es una pequeña ciudad del condado de Berkshire en Inglaterra. Está al sudoeste de la ciudad de Londres y al sur del río Támesis. Lo que nos llama la atención al llegar es que una ciudad y no solo un castillo, ya que allí se encuentra el Castillo de Windsor, una de las residencias oficiales de la familia real británica.


Gracias a la situación de la casa real, en Windsor pueden encontrarse los mismos servicios que en una gran ciudad: dos estaciones de ferrocarril, un teatro y numerosos hoteles. La ciudad cuenta también con un parque infantil Legoland perteneciente al grupo LEGO.



Windsor está unida con la ciudad de Eton, en el lado opuesto del río Támesis, mediante el puente de Windsor. En la actualidad, es un puente sólo para peatones y representa una buena ruta para ir desde el centro de la ciudad hasta la calle principal de Eton. Al sur de la ciudad está el parque de Windsor así como la ciudades de Egham y Virginia Water.


Es un paseo muy accesible desde la misma ciudad de Londres. Se ubica en el precioso condado de Royal Berkshire, al oeste de la capital. Es la típica zona de postal inglesa: la campiña verde, cruzada por el río Támesis, pueblitos y ciudades históricas, bosques y senderos.




Windsor cuenta con excelentes tiendas y restaurantes, magníficos paseos y recorridos, excursiones en barco por el Támesis y en autobuses descubiertos, jardines históricos y barrios “very british. También hay por aquí algunos hipódromos mundialmente famosos y, por supuesto, el Castillo de Windsor.



Windsor tiene dos estaciones de trenes:
Windsor Central: la gente del lugar la llaman “Royal Station“. Aquí llegan los trenes desde Londres que salen de la estación Paddington y los regionales desde Slough y el oeste del condado. Se encuentra justo al pie de las murallas del Castillo.

Eton Riverside: donde llegan los trenes procedentes de la estación Waterloo de Londres y de la zona sur.



El viaje más corto y atractivo es vía Paddington, donde tomas el tren a Slough, que dura unos 20 minutos y entonces haces el cambio a un tren local a Windsor. A medida que te acercas a Windsor tendrás las típicas vistas del Colegio Eaton y del Castillo de Windsor. Otro punto interesante en la ruta del tren es justo antes de llegar a la estación: el cruce del río Támesis por el puente Bowstring del 1849.


¿Qué hay para ver en Windsor?


Legoland: Es un parque temático relativamente pequeño y aunque recomiendan pasarse el día allí, con un par de horas es suficiente, al menos que quieras subirte a las atracciones de siempre en cualquier parque de atracciones. Tienen un servicio de buses desde las estaciones de tren. Se encuentra a escasos 15 minutos del centro.



Paseo en barco por el río: un viaje de aproximadamente 45 minutos en estos cruceros fluviales por el Támesis. Es una experiencia distinta y muy agradable. Ves la ciudad desde otro punto de vista y a un ritmo muy descansado. Puedes optar por un paseo mas largo, de dos horas hasta la campiña a través del río y hasta de un crucero de día completo.



Colegio Eton: la localidad de Eton está unida a Windsor por el puente que lleva este último nombre también, sobre el Támesis. Al recorrerla no verás diferencias entre una y otra en su estilo, sino mas bien en que el punto focal de atención aquí es el “College“. Institución fundada por el Rey Enrique VI en 1440 para dar educación gratuita a 70 estudiantes pobres y así abrirles el camino hacia el King’s College, en Cambridge. En la actualidad tiene más de 1300 alumnos que entran después de unos exámenes durísimos.



El colegio Eton impresiona: la pulcritud de su césped, propia de un campo de golf, los bancos de piedra, las puertas altísimas de maderas trabajadas. En la visita se pasa por esas típicas estancias forradas de maderas nobles, con amplias ventanas con vidrierías, la solemne biblioteca, etc. Las visitas guiadas, duran mas o menos una hora casi todos los días de la semana.

La entrada cuesta 6,50 libras, pero es gratuita si tienes el Londonpass. Para comprarlo con un cinco por ciento de descuento, solo tienes que seguir este link y meter el código de descuento londpas05

Al  oeste de Windsor se encuentra el castillo de Highclere, lugar de rodaje de la serie britanica de Downton Abbey.

viernes, 21 de enero de 2011

Windsor: El Castillo de Windsor

Localizado en el condado de Berkshire, en el valle del Támesis a las afueras de Londres. El Castillo de Windsor, el castillo habitado más grande y más antiguo del mundo, es una de las residencias oficiales de la reina de Inglaterra. El espectacular emplazamiento del Castillo engloba mas de 700 años de historia británica. Cubre un área de 26 acres y contiene, además del palacio real, una magnífica capilla y los hogares y lugares de trabajo de una gran cantidad de personas. Los magníficos Aposentos de Estado están adornados con algunas de las mejores obras de arte de la Royal Collection, entre ellas pinturas de Rembrandt, Rubens, Canaletto y Gainsborough.





Esta monumental construcción levantada en el año 1.070 por orden del monarca Guillermo el Conquistador, se originó con el objetivo de ser una fortificación normanda y que luego fue ampliado en sucesivas etapas hasta convertirse lo que es hoy, el mayor castillo habitado del mundo.



Un lateral del complejo está construido paralelo al río Támesis, por lo que la vista desde las murallas tiene un encanto particular. Un sinnúmero de torres, torreones y áreas defensivas de piedra adoptan varias plantas, las hay cilíndricas, cuadrangulares y poligonales, casi todas agrupadas para guardar una apreciable cantidad de puertas y accesos. La Torre de la Ceremonia se muestra aislada ocupando una posición central, de aspecto macizo cilíndrico aparece rodeada de cañones.


Al visitar el Castillo de Windsor podremos ver grandes salones de Estado de varios tamaños lujosamente amoblados. Los muros dentro del Castillo de Windsor se muestran decorados por valiosas pinturas, tapices, armaduras, trofeos y armas blancas. De gran importancia resultan también las colecciones de vajillas de porcelana que conmemoran cada reinado, éstas combinan con importantes muestras de muñecas y una serie de dibujos de Leonardo da Vinci. El acceso a través de la Gran Escalera resulta de una intensa luminosidad que ingresa por las aberturas en las paredes.



Entre las dependencias más suntuosas del castillo se encuentra la Cámara de la Presencia, construida en un periodo de cuatro años a partir de 1.676. Otro sector a destacar en el Castillo de Windsor es el Comedor del Rey, con paredes forradas de madera luciendo imponentes reposteros con motivos heráldicos y la bóveda pintada por Verrio que representa el “Banquete de los Dioses”.



La entrada cuesta 16,50 libras, pero es gratuita si tienes el Londonpass. Suele haber largas colas para comprar las entradas que tambien puedes evitar con el London Pass. 
Entrada gratuita con London Pass.


Al  oeste de Windsor se encuentra el castillo de Highclere, lugar de rodaje de la serie britanica de Downton Abbey.
 

jueves, 20 de enero de 2011

Londres: El palacio de Hampton Court

Ya lo avisa la estación de tren de Hampton Court: éste es eP1240275l hogar de Enrique VIII y a él están dedicadas la mayoría de exposiciones, rutas e incluso escenas en vivo que se ofrecen en el Palacio de Hampton Court. A quien le guste la época de los Tudor, ésta es su visita, sin lugar a dudas. A pesar de ello, hace un par de siglos, en época georgiana hubo intención de derruirlo y construir un nuevo palacio para los nuevos reyes.


Menos mal que se les acabó el dinero a media obra y sólo echaron abajo la mitad del complejo, entre ellos los aposentos reales de Enrique VIII y Catalina de Aragón.

Y por eso el Palacio de Hampton Court parece tener dos almas: la de época Tudor (siglo XVI), en la parte principal, la fachada del Oeste; y la habitual de los palacios del siglo XVII, en la parte trasera, la fachada del Este, que recuerda a La Granja o a un pequeño Versalles y que fue construida por Sir Christopher Wren para Guillermo III. Y esa variedad (aún sintiendo lástima por lo desaparecido) enriquece la visita al Palacio y te obliga a dedicarle prácticamente un día para verlo con detalle.


Para llegar a Hampton Court es necesario coger un tren de los South West Trains en Waterloo (suelen salir a las 06 y a las 36) y en apenas media hora (con diez paradas, Wimbledon incluido) te pones en la estación de Hampton Court, muy cerca del Palacio una vez cruzado el río Támesis. Al pasar, unas cuantas fochas y unas parejas de porrones comunes nadan en las heladas aguas del mes de diciembre.


Cruzamos a través del puente en dirección al Palacio. El acceso actual a Hampton Court es a través de la carretera pero en su momento era el Támesis el que acercaba a los visitantes al complejo palaciego. Nos reciben las impresionantes figuras del unicornio y el león de la Puerta del Trofeo, que es posterior a la época de Enrique VIII pero que causa un gran impacto visual. La huella de Sir Christopher Wren ya empieza a ser visible. Al fin y al cabo no sólo construyó la nueva ala de la fachada Este sino que también remodeló y reconstruyó la parte Tudor (por ejemplo, esta puerta).P1240262
Pasada la puerta justo a la izquierda se sitúa una de las más grandes tiendas del Palacio (donde comprar las figuras de tela de Enrique VIII y todas sus esposas a 7,95 libras cada una) así como la entrada. Y, al fondo, después de un pequeño trecho se llega a la fachada principal, la Oeste, que data de la época en la que el Cardenal Wolsey mandó construir el palacio en principio para sí mismo para luego regalárselo al rey con el fin de volver a congraciarse con él.


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Y esta es la historia que subyace bajo los muros de Hampton Court, la de un rey absolutista y casi feudal del siglo XVI cuyas acciones influían sobre todos sus súbditos en general, pero en particular sobre los que tenía más cerca. Y entre ellos estaba su primer ministro, el Cardenal Wolsey y su mujer, Catalina de Aragón. A esta relación a tres está dedicada uno de los recorridos más interesantes de los que se pueden hacer en el palacio, el de la juventud del rey Enrique VIII.

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Entramos atravesando el foso admirando las esculturas de animales heráldicos que pueblan el puente de acceso al edificio principal (que en su momento tenía dos pisos más que fueron retirados en el siglo XVIII por su inestabilidad).





En la fachada aparece tanto el escudo heráldico de Enrique VII como sendos medallones de terracota de los emperadores romanos Tiberio y Nerón. Esta colección de medallones se completa en el interior con Adriano, Trajano e incluso Vitelio. Los críticos de la época hacían comentarios al respecto de éste último, al asociar su licenciosa forma de vida con la del Cardenal Wolsey, al que se acusaba de todo en la época en la que mantenía el poder, precisamente la época en la que edifico el Palacio de Hampton Court.


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Una época en la que Enrique VIII era uno de los reyes mejor formados de Europa, casado con la viuda de su hermano Arturo, que murió muy joven.



En el Patio Base es donde se sitúa el inicio de la ruta dedicada a la juventud de Enrique VIII, una exposición que juega continuamente con la ubicación de tres sillas en cada una de las salas que ésta ocupa. Cada silla representa a uno de los protagonistas de la historia: Enrique, Wolsey y Catalina y como se fueron alejando entre sí por diferentes razones.
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La exposición se dispone en las que se creen las habitaciones del propio Wolsey, que más tarde fueron ocupadas por Lady Mary, por Catalina Parr (la última mujer de Enrique) y por Isabel I. Pronto te das cuenta de que Hampton Court debía ser un entramado de salas unidas unas a otras y escaleras de caracol que comunicaban los pisos. Era el palacio donde Wolsey, dedicado a promover su fama y la de su señor, pensaba tener su residencia.



Estas cámaras han sufrido muchas variaciones a lo largo de los años, pero P1240313aún guardan algunas huellas del paso de aquellos que las habitaron. Véanse, por ejemplo, los techos en los que Wolsey, típico político manipulador, decoró con sus símbolos. Los visitantes al Palacio tendrían que mirar para arriba para ver sus pilares cruzados (símbolo de su poder como Cardenal), sus dos llaves cruzadas (identificación de sus poderes como Arzobispo de York) y su Emblema, el Grifo, que lleva un mensaje inscrito: “Lord, be my judge”.





Ésta es la copia francesa del original de Holbein “The fields of the Cloth of Gold” –El Campo del Paño de Oro- (está en Versalles). En Hampton Court se puede valorar otra copia que habla directamente de la magnificencia de las monarquías de la época. Es el 7 de junio de 1520 y en el llamado Campo del Paño de oro, en Guisnes, Francia, se reúnen Francisco I, el rey francés, y Enrique VIII, acompañado del Cardenal Wolsey y de todo su séquito.
P1240326El dragón en el cielo representa los fuegos artificiales que dieron lustre a un encuentro ya de por sí lustroso: palacios grandilocuentes construidos en pocos días, fuentes que daban vino de forma permanente, juegos, torneos y lances de caballería para entretener a los hombres (y presididos por las reinas, arriba, a la derecha). Se están jugando el futuro de Europa y todos deben estar a la altura. Para Wolsey es un momento especialmente importante, también para Catalina (en el retrato de al lado).



Pero el tiempo lo cambia todo. Catalina de Aragón da a luz a seis hijos de los que la mayoría mueren nada más nacer. Sólo les sobrevivirá la princesa María Tudor, pero no es un hombre. Y Enrique VIII necesita un heredero varón para poder posicionarse como es debido en Europa y continuar con la dinastía.
P1240327Se le ocurre, después de 20 años de matrimonio, divorciarse de Catalina para poder tener hijos. ¿Y con quien mejor que con una de sus damas de compañía, Ana Bolena (en el retrato de la derecha), que parece que puede darle un heredero? Sin embargo, el Papa no está por la labor y Wolsey fracasa irremediablemente en su intento por negociar el divorcio.



Y esto causa su caída en desgracia. Trata de acercarse de nuevo al rey devolviéndole el mismísimo Palacio de Hampton Court. Trata también de congraciarse con Ana Bolena, que ahora dispone de poder. De hecho, le entrega peces sacados de los estanques de Palacio (eran más que necesarios para tener una fuente segura de pescado en viernes), dispone habitaciones en palacio para ella y su familia…


P1240305Pero tiene todas las de perder, su posición (y con ella la de la iglesia católica) ya no es la que era y su historia termina falleciendo de camino a su juicio. Atrás quedó el impresionante Palacio que Wolsey había tomado como arriendo durante 99 años (y que había pertenecido en el pasado a la Orden de los Caballeros Hospitalarios). Las pequeñas chimeneas de época Tudor son algunas de las pocas cosas que quedan originales en los apartamentos del Cardenal.


P1240341A partir de su muerte, Enrique VIII se hizo personalmente cargo del Palacio. Volvemos a salir al Patio Base y en la confluencia con el siguiente Patio, el del Reloj, surge una escalera a la derecha. Se trata del antiguo acceso a las habitaciones de Ana Bolena y hoy en día sirve de inicio para el recorrido dedicado a los Apartamentos de Enrique VIII y, en particular, al Gran Salón.















P1240338Justo antes de entrar, al lado de la Bodega de la que obtendrían los vinos a servir en el Gran Salón, se han dispuesto sendas esculturas de curiosa historia. Se trata de los únicos animales portadores de estandartes reales originales que han sobrevivido del Palacio de Enrique VIII y que fueron hallados en un pub de Surrey, donde desconocían su importancia. Los que se muestran actualmente son copias o están realizados en los últimos siglos.






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Entramos entonces en el Gran Salón y, la verdad sea dicha, es portentoso. Es la sala más grande del Palacio, de 32 metros de largo y más de 18 metros de altura. Se empezó a construir en 1532 por orden del rey y tenía sobre todo dos funciones: servir de comedor común para los 600 miembros de la Corte (que lo utilizaban en dos turnos, dos veces al día) y como entrada a los aposentos oficiales (digna de asombro).
P1240345El techo, las paredes, los ventanales… todo está decorado con colgaduras, escudos de armas, cabezas de ciervos disecadas, astas, cabezas humanas pintadas, insignias… Cuando finalmente Ana Bolena cayó en desgracia (posiblemente una trampa; la sobrevivió su única hija, la futura Isabel I) fueron eliminados sus emblemas y símbolos de todas partes.



Sin embargo, por olvido o por la razón que fuere permanecen sus iniciales en una de las columnas del Salón. Pintado de azul, rojo y dorado el Salón debió engrandecer la Corte a la que estaba dedicado. En el centro se disponía una gran hoguera para calentar a los asistentes (en el techo una rejilla dejaba escapar el humo).
De las paredes colgaban la serie de tapices de la Historia del patriarca Abraham, realizado en Bruselas en 1540 con hilos de plata y oro auténticos.

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Los ventanales del Gran Salón muestran las armas, lemas e insignias de Enrique VIII y del Cardenal Wolsey además de los nombres y linaje de de las seis esposas del rey. La ascendencia de todas ellas se remonta al rey Eduardo I. Mucho tiempo después el Gran Salón sirvió también de teatro y aquí mismo el rey Jorge I asistió en 1718 a la representación de Hamlet. Curiosamente, la siguiente obra en representarse fue “Enrique VIII o la Caída de Wolsey”.
Y de teatro seguimos hablando. Con la entrada, al principio de la visita, nos hacen entrega de un curioso Programa Diario de representaciones en las que actores dan vida a los personajes de la historia. Nos perdemos la acusación de adulterio a la quinta esposa del rey, Catalina Howard, pero sí asistimos a la audiencia real. De hecho es una sorpresa, abandonamos el Gran Salón hacia la Gran Cámara de Vigilancia cuando se empiezan a oír voces: “The King¡ The king¡”. Y así asistimos a una representación realmente graciosa, atractiva y con unos actores espléndidos, mención expresa del propio Enrique VIII quien finalmente nos da pie a que hablemos con él y nos identifiquemos como parte del cortejo de Lady Mary.
La verdad es que reímos y aprendemos y en cierto sentido sentimos un poquito de envidia por lo bien que está montado todo esto. El espectáculo es todavía más divertido cuando a cada clase de chavales que se acercan el rey les pide que canten y las damas de la Corte les obligan a marchar mirando al rey mientas lo hacen, no dándole la espalda. La verdad es que pasamos un buen rato.
La Gran Cámara de Vigilancia fue donde en 1541 se hizo la declaración a la Corte de la infidelidad de Catalina Howard, cuyo personal fue despedido en el acto. Para llegar a este momento, Enrique VIII ha se había divorciado de Catalina de Aragón, había decapitado a Ana Bolena, se había casado con Jane Seymour (quien le dio su único hijo, futuro Eduardo VI y quien murió poco después del parto aquí mismo, en Hampton Court), había enviudado y se había vuelto a casar con una de las Damas de compañía de la reina, Katharine Howard, cuya infidelidad con Thomas Culpeper (evidenciada gracias a la única carta de amor que se conserva, aunque no aquí) y su vida anterior llevaron a la muerte por decapitación. A la hora de morir declaró: “I die a Queen, but I would rather die the wife of Culpeper".
Pues bien, la galería de acceso a la Cámara de Vigilancia es por la que corrió Katharine Howard para suplicar clemencia al rey,que oraba en la Capilla Real. De nada le sirvió, siendo ajusticiada en febrero de 1542. Dicen las guías que su fantasma lloriquea y grita en estas estancias (de hecho hay grabaciones para entrar en ambiente en algunas habitaciones), lo que desluce un poco una historia apasionante.

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En esta galería, y en la siguiente, hay obras verdaderamente llamativas. Están, por ejemplo, los retratos del Emperador Carlos V y de Francisco I de Francia. Pero también una gran obra titulada “La familia de Enrique VIII”, de autor desconocido, en la que aparece el rey en el Palacio de Whitehall rodeado de su familia.
Pero la verdad es que tiene un fondo curioso. El cuadro se pintó en 1545 cuando el rey ya estaba casado con su última mujer, Kateryn Parr y sin embargo no es ella quien aparece junto al rey, sino su esposa favorita, Jane Seymour, muerta tiempo atrás junto a su hijo, Eduardo VI y sus dos hermanas, la princesa María y la princesa Isabel. El bufón loco del rey, Will Somer, aparece con su mono en una de las puertas traseras mientras que en la otra aparece una dama asustada. Me gustaría saber quien es.
La Sala donde el rey se casó con Kateryn Parr se puede ver (pero está vacía) así como aquella que servía para la reunión del Consejo, actualmente habilitada con un curioso escenario para conocer a los miembros del mismo: Sir Edward Seymour, Sir William Paget…



Y justo al lado está el acceso a la Capilla Real, una de las más bellas construcciones del Palacio. Se entra desde el palco que servía de oratorio al rey (en época Tudor estaba separado en dos partes, una para el rey y otra para la reina). El techo abovedado es lo mejor de la capilla y es de época de Enrique VIII y sus azules y dorados aún resaltan y conmueven. También hay opción de visitar la parte de abajo, la que todavía ejerce como bancos para aquellos que quieren asistir a un servicio religioso (450 años lleva dándose misa en este lugar).



P1240384Nosotros salimos a uno de los patios más grandes del Palacio, el Patio del Reloj. En origen era el patio interior de la Casa del Cardenal Wolsey (las armas del Cardenal aparecen en un relieve) pero ahora se conoce más por el reloj astronómico de Enrique VIII, hecho en 1540 por Nicholas Oursian, relojero real.



El reloj indica la hora, el día, el mes, los días de año transcurridos y las fases de la luna. Curiosamente, en el reloj el sol da vueltas alrededor de la Tierra pues cuando fue construido ni Galileo ni Copérnico habían descubierto nada raro aún al respecto.



Existen unos cuantos patios y claustros en el Palacio de Hampton Court, pero ya son de época posterior, de la reconstrucción de Sir Christopher Wren. Como, por ahora, esa época no nos atrae demasiado, dejamos atrás los recorridos dedicados las habitaciones de los reyes Guillermo III y su esposa María. En su lugar, decidimos completar la visita de la época Tudor con sus Cocinas.


Las Cocinas de los Tudor son las mayores cocinas del siglo XVI conservadas en Europa. La visita está caracterizada como si se estuviera preparando un festín, un gran banquete para la festividad de San Juan Bautista en 1542 y por ello en todas las habitaciones hay alimentos de diferente tipo y en distintos momentos de preparación. Y tiene su gracia, la verdad.

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El Cardenal Wolsey disponía de un personal doméstico de, aproximadamente, 600 personas. Una vez que el rey se hizo con Hampton Court ascendió a 1200 personas dicho personal. Y había que darles de comer. P1240397Muchos años después, cuando se estableció que todos ellos recibieran un sueldo, las grandes cocinas que les daban de comer tendieron a desaparecer, pero mientras tanto la Corte real necesitaba comer (dos comidas al día, al mediodía y a las cuatro de la tarde) y para eso hacían falta los más de tres mil metros cuadrados de Cocinas Tudor que tan bien fueron restauradas en 1991.



El Consejo del Paño Verde era el responsable de administrar las cocinas y de llevar las cuentas y el control de los suministros. Sus dependencias se situaban justo por encima del Patio de las Cocinas enfrente de la llamada Puerta Seymour.
P1240391Y a partir de aquí se recorren tanto las salas de preparación de los alimentos recién comprados (carnicería, pasteles, pescado…) como los almacenes y las propias Salas de Cocinar. Había unas cuantas oficinas dedicadas específicamente a las especias, los dulces, las pastas o las tartas. Nos recuerdan en la visita que las típicas tartas inglesas de carne, riñones o hígado no son sino otra forma de presentar estos platos. De hecho, la tarta en sí no se debe comer (según el protocolo, claro está).



P1240402La sección que más nos gusta es el Patio del Pescado, un patio largo y estrecho en donde se gestionaba el pescado, tan necesitado por razones religiosas (los viernes, la Cuaresma e incluso también los miércoles a veces). Los peces de mar venían en toneles rellenos de algas mientras P1240403que los de agua dulce se extraían directamente de los estanques del propio Palacio, como ya comenté.







Una vez pasado el Patio del Pescado se accede directamente a las grandes cocinas donde está encendido un fuego portentoso en el que se cocinaría la carne.



En estas cocinas trabajaban casi 30 personas y algunas de las piezas que aquí se presentan son originales. De hecho, la tercera gran cocina es la más antigua y data de la época del Cardenal Wolsey, de 1514. Es la que tiene el fuego encendido.

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De las cocinas se pasa a la sala de servir y los cuartos de aderezar, pequeñas estancias en las que se daba el último toque a los platos que rápidamente debían ser servidos en el Gran Salón o en la Gran Cámara de Vigilancia. En un banquete había un gran número de platos (quizá hasta 10) por lo que el tráfico de sirvientes y la labor de los cocineros debería ser realmente intensa.
P1240425Las bodegas, final de la visita, están muy cerca de las cocinas. Las hizo Enrique VIII sobre las antiguas. Los barriles son de roble con aros de sauce según dicta la tradición de la época. Pero no sólo de vino vivían los Tudor: una pequeña bodega de cerveza se situaba cerca.







De hecho, en la tienda de la bodega se venden cervezas hechas como en la época del rey. Y claro que nos hicimos con alguna. (Hay tiendas en varias partes del Palacio, casi todas particularizadas para un aspecto relacionado con el mismo.



La que más nos gustó es la dedicada al propio Enrique VIII -donde nos hicimos con un Henry Bear- pero también la de la cocina o la de los jardines).



Hablando de jardines, para comer nada mejor que visitar el Tiltyard Café, donde tomar una rica soup of the P1240431day y el plato que más nos apetezca. (El Tiltyard por cierto, era la antigua zona de justas y torneos caballerescos).



El Tiltyard Café es la entrada a los impresionantes Jardines del Palacio de Hampton Court, otro de los punto fuertes de la visita. 24 hectáreas de jardines que encierran varias sorpresas al que los recorre. Por ejemplo, las pistas de tenis (hay que tener en cuenta que en su momento Hampton Court era un palacio con todos los lujos posibles, desde baños y chimeneas en todas las estancias –incluido un cómodo baño común- hasta esta pista de tenis) que, por cierto, no pudimos ver al estar cerradas.
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P1240441Nuestra primera parada es The Maze, el Laberinto, cuyos intrincados senderos recorren 800 metros en un área en la que sólo hay 1350 metros cuadrados. Es el único superviviente de hasta cuatro laberintos que decoraban los jardines de Hampton Court. Estos laberintos son posteriores a la época de los Tudor, el primer Maze data de 1702.



Aunque los caballeros hospitalarios ya tenían cultivos en esta zona fue Wolsey el primero en disponer de jardines (que podía ver desde sus ventanas) y Enrique VIII el que aprobó la estructura de los jardines tal y como hoy se representan: un jardín privado en la parte sur, un coto de caza en la este, zonas de recreo en la norte y el Tiltyard en el oeste.
P1240449Paseamos a gusto por los jardines de la zona este, que fueron radicalmente transformados por Sir Christopher Wren y que podrían pasar perfectamente por una postal de La Granja o de Versalles. Los tejos, podados de forma preciosista, datan en su mayor parte de 1707 (aunque el diseño actual es del XIX o el XX) y más allá está el Gran Canal o Agua Larga, construido en 1660 y por el que nadaban unos cuantos cisnes (y barnaclas, que comían en sus orillas).
Al frente, una estatua parisina dedicada a Las Tres Gracias. Algunos de los árboles, por cierto, estaban absolutamente cargados de muérdago, lo que no sé si es un buen síntoma de su salud.
Recorremos este antiguo parterre de Guillermo III y nos acercamos a las reproducciones que se han realizado de los jardines de otras épocas. En los jardines del sur, los que dan al Támesis, siempre ha habido jardines, pero la reconstrucción de los bellos jardines de Guillermo III merece un premio. Sobre todo, la verja ornamental de hierro fabricada por Jean Tijou en el siglo XVII y la llamada Enramada de la Reina María, que le dan un encanto muy especial a esta parte de los jardines. En estos jardines se rodo parte de la pelicula Mamma Mia! Una y otra vez.

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La fachada este del Palacio de Hampton Court no tiene nada que ver con la época que hemos recorrido paso a paso (por cierto, hay un pequeño jardín de época Tudor reconstruido a su lado).
P1240461Así que volvemos sobre nuestros pasos a recorrer de nuevo la Capilla Real, las estancias de Enrique VIII, los Patios del Reloj y Base y no podemos evitar (al menos yo) tararear la magnífica banda sonora que Trevor Morris elaboró para las cuatro temporadas de “Los Tudor”.



Y es precisamente aquí, donde nació Eduardo VI y murió su madre, Jane Seymour, donde transcurre uno de esos temas que te pone la piel de gallina y que te hace viajar al siglo XVI a la misma velocidad que lo hace el magnífico Palacio de Hampton Court, una de las visitas más interesantes que hacer en los alrededores de Londres.

La entrada es gratuita si tienes el Londonpass. Para comprarlo con un cinco por ciento de descuento, solo tienes seguir este link y meter el código de descuento londpas05


Localización
Hampton Court Palace Road.
Horario de visita
Todos los días de 10:00 a 18:00 horas.
Precio
Adultos: £17.60
Niños: £8.80
Entrada gratuita con London Pass.
Transporte
Tren: Hampton Court (30 minutos desde Waterloo).
Autobuses: líneas 111, 216, 411, 461, R68, 267, 513.
Lugares próximos
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